Sendero Maestro "Vicente Calderon"
Sendero Familiar rupestre “Maestro Vicente
Calderón”
El
Sendero tiene un recorrido de 2000 mts ida y vuelta en donde se puede atravesar
un puente sobre el rio las nutrias y bordear por el mismo hasta llegar a la
desembocadura del Lago Pellegrini llamado por los lugareños “Lago Mosquito”.
Al
llegar a la desembocadura del lago se puede apreciar las costas del lago con su
habitad de aves, un lugar inolvidable que puede realizar junto a sus familias
por los corto del trayecto y el fácil acceso vía sendero.
El Sendero que recrea el camino y lugar en donde se intentó
llevar a cabo el Asesinato del Maestro Vicente Calderón el 3
de junio de 1908 cuando este tenía apenas 32 años edad. El campo era una
fracción del lote 10, fracción C, sección Jiii sobre la costa sur del Lago
Mosquito.
En el año 1911, vendió a Irineo Goitia sus mejoras y fue
a ocupar las que pertenecían a Telesforo Díaz actualmente conocidas esas
tierras por la casa de piedra.
Vicente Calderón era riojano nacido el 16 de noviembre de
1876, recibido de maestro en 1893 en su provincia y de profesor en 1898 en el
colegio porteño Mariano Acosta, fue el primer maestro argentino en la colonia
galesa. En Gaiman de 1899 a 1904, en Cholila de 1905 a 1908.
Murió el
13 de Mayo de 1948, la
muerte lo tomó mientras dormitaba envuelto en su poncho pampa (según las
evocaciones de José I. Tamburini y Luis Felman Josín) en un hotelito de
Ingeniero Jacobacci y a los 75 años, en tránsito para Buenos Aires en la
esperanza de curar sus padecimientos del corazón enfermo. Al día siguiente el
tren para Constitución pitó anunciando su partida y se fue sin el maestro
pionero.
Muchos años antes el Maestro intento ser ejecutado por
los policías del territorio del Chubut Diego Batilana y José Ayala, con la
complicidad del comisario Cejas. Como se narró en notas precedentes de esta
serie, Calderón sobrevivió al balazo a la cabeza que lo hirió de gravedad (se
lo abandonó creyéndolo muerto), pero no tuvo igual suerte su peón Asunción Mayorga,
que murió acuchillado. También quedó establecido que fue un crimen por
encargue, ya que una denuncia de Calderón terminó en la anulación de la venta a
la chilena Sociedad Agrícola Ganadera Cochamó, de buena parte del valle de
Cholila cuyo titular era el terrateniente Florencio Martínez de Hoz (había
"ubicado" allí las 25 leguas indeterminadas que le vendió Francisco
P. Moreno).
Vicente Calderón fue el primer maestro en esta
frontera, y junto al policía lugareño Juan Bonansea, fueron los denunciantes de
la maniobra de los Martínez de Hoz para apropiarse de miles de hectáreas.
Martínez de Hoz presidía la AFA. Las 25 leguas cuadradas
del valle de Cholila estaban adjudicadas a Florencio Martínez de Hoz. Esta
familia figuraba repetidamente a principios del siglo pasado en el catastro de
la vastedad patagónica. Pariente de José Martínez de Hoz, presidente fundador
de la Sociedad Rural Argentina en 1866, Florencio presidía la Argentine
Football Association, tal como se llamaba la AFA durante el tiempo que la comandó
entre 1907 y 1908, mientras contemporáneamente fogueaba las negociaciones por
la venta de Cholila.
Sus apoderados trataron con los de la compañía chilena
Cochamó, empresa que en pleno conflicto limítrofe abrió una "picada"
trasandina hasta El Manso para abreviar los arreos trasandinos de ganado hasta
la grasería del pueblito portuario Cochamó. Esto alteraba el estatu quo
fronterizo y lo denunció Clemente Onelli como miembro de la Comisión de Límites
(ver su libro "Trepando los Andes"). Las negociaciones se hicieron
con el representante de la Cochamó de este lado de la cordillera, un tal
Austin, pionero galés.
Fue
asi que a gran costo Calderón estuvo a punto de transformarse en el primer
maestro mártir de la Patagonia. Fue baleado y creyéndolo muerto se lo arrastró
en dirección al lago Mosquito. Fue abandonado y milagrosamente se salvó. Al
policía Bonansea le incendiaron la casa poco después lo asesinaron.
Vicente Calderón desembarcó
en Puerto Madryn el 25 de febrero de 1899 y el 9 de marzo inauguró el ciclo
lectivo en la vieja escuela galesa de Gaiman.
La venta aludida es la que
llevó al drama de Cholila (intento de asesinato al maestro), el que intermedió
en la venta en doble transferencia fue Florencio Martínez de Hoz, y quien ubicó
los títulos en ese el valle aludido. Lo cierto es que al final del verano de
1905 la compañía Cochamó había comprado tierras y ganado en abundancia: en la
región pastaban 35.000 ovejas suyas y en las costas del Limay aguardaban entre
2000 a 3000 cabezas de ganado, para pasar a Chile. Sus operadores en la región
eran un tal Navarrete y el galés Tomás T. Austin.
"Austin y el maestro
Calderón. Aunque en 1905 Tomás T. Austin negociaba para la compañía chilena
Cochamó y el maestro José Vicente Calderón denunció la ilegalidad de la venta
de las tierras a esa compañía, ambos se conocían de tiempos más apacibles de
fines del siglo XIX.
“El fruto de una denuncia. La noticia fue telegrafiada
desde Ñorquinco, Río Negro, la publicó "La Prensa" del martes 23 de
junio de 1908, datándola equivocadamente como de Chubut. Además, el contenido
de la información no resultaba muy claro. Decía: "Circulan rumores que dan
como negada la venta de las tierras mensuradas a la sociedad Cochamó, la que
liquida ahora sus establecimientos. Esto ha causado satisfacción en el
vecindario que veía en ella un fantasma de exclusivismo de la posesión de
terrenos por todos poblados con tantas fatigas, peligros y dificultades"
¿A qué se refería? Aludía a una venta sin precisar que la enajenación comenzó a
negociarse en 1905 e involucraba a buena parte de Cholila. No decía quien era
el adjudicatario vendedor de las tierras.
Perfil de Calderón Después del
atentado.
Fue maestro hasta 1912 en la colonia
aborigen Nahuel Pan. Volvió a la escuela de Cholila y enseñó hasta 1917 en que
fue nombrado inspector seccional de Esquel cuando el distrito abarcaba el oeste
del Chubut y parte del sudoeste de Río Negro. En esas funciones permaneció
hasta su jubilación, acordada el 31 de marzo de 1927. Vivió 20 años más en su
casa de Cholila, de paredes de piedra y techo de paja con su familia, su esposa
Elena Pugh y siete hijos. Otra semblanza de la personalidad de Calderón la
registró quien esto escribe en Buenos Aires -33 años atrás- de boca de Elena
Calderón de Jobanovski, hija menor del maestro. Heredera del nombre de su madre
-Elena (Pugh)- y de la vocación de su padre (maestra de 7° grado de la escuela
N° 54 de Esquel), recordó a su padre tiernamente: "Era un hombre muy
serio, Yo era una chiquilina y él un hombre casi viejo. Lo recuerdo junto a su
escritorio, siempre estudiando, allá en nuestra casa de Cholila. Le gustaba
levantarse temprano, ensillar un caballo y salir a trotecito a recorrer 'su'
valle", evocó Elena a su paso por la Capital Federal.
"Mate amargo hasta el final.
Familia, amigos y vecinos de Calderón lo sabían de costumbres magras. El mate
amargo, la comida sencilla, y asado como mejor agasajo. "Nunca había
estado enfermo hasta que el corazón empezó a flaquearle. Entonces sufrió mucho,
tenía 75 años", lamentó Elena. En 1945 lo conoció el educador Juan Isidro
Tamburini, que lo evocó en su libro "Héroes ignorados".
En 1947
Calderón entregó sus memorias al periodista Luis Feldman Josín, pero fue
Tamburini quien reconstruyó la penuria final en mayo de 1948. Fue llevado a un
sanatorio de Esquel y luego -animado y de buen humor- viajó en auto para tomar
el tren a Constitución y conseguir tratamiento en Buenos Aires. Pero tras el
pernocte en Jacobacci, el sueño lo embarcó -el 3 de junio de hace 100 años- en
el descanso definitivo.
Por Darío Fernández
Red Social Puertas del Cielo
Área histórica Cultural
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